miércoles, 30 de marzo de 2011

CAPITALISMO: ISRAEL TIERRA PROMETIDA DEL CRIMEN ORGANZADO

sábado, 19 de marzo de 2011

CAPITAL-TIMO JUDÍO

El capitalismo sionista judío es el único animal capaz de poner mil veces la misma piedra

Henry Ford
El Judío Internacional
Traducción de Enrique Montaldo
7 de Junio de 1944


Se funda el poderío financiero judío en sus recíprocas relaciones internacionales, extendiéndose sobre todo el mundo en forma de una ininterrumpida cadena de Bancos y puntos de enlace financieros, ubicándose siempre del lado de aquellos que se prestan a favorecer las jugadas dudosas de los estrategas hebreos. Se hallaba su sede central, y tal vez se encuentre hoy en Alemania, o mejor dicho, en Francfort sobre el Maine, pero cierta manifiesta nerviosidad parece indicar que se va tornando necesario su traslado. Pudiera ser que la Providencia resultara, al fin y al cabo, más fuerte que todo el poderío financiero hebreo. De doquiera confluye el oro del mundo entero para ser engullido por los sótanos de los edificios bancarios de las Américas del Norte y del sur. Mas no para fructificar en dichos continente, sino para movilizar el dominio hebreo hacia un ultimo golpe desesperado. Esta gran potencia financiera hebrea, tiene miedo. Tiene para ello razón suficiente. La sangre derramada durante la guerra mundial, cuyos intereses aun ahora esta cobrando, chorrea en sus manos. ¡No es de extrañar, entonces que el judaísmo tiemble ante la posibilidad de verse desenmascarado!

Algunos grandes Bancos hebreos en diferentes países, por poderosos que fueren, no constituirían de por sí un peligro. En competencia leal y con armas idénticas, no puede sostenerse el judío. Los Rothschild no fueron jamás banqueros en el sentido propiamente dicho de esta profesión, sino que oficiaron de prestamistas de dinero a los Estados, a cuyos representantes sobornaron previamente para que emitieran empréstitos. Estos hebreos enhebraban sus negocios tal como el usurero, que induce al hijo ingenuo del aristócrata a que le solicite dinero prestado, sabiendo que su padre lo pagara.
 
A nosotros, entonces, no nos interesa el banquero hebreo individualmente. Los loros que repiten estúpidamente las frases hebreas, creen que el negociante judío tiene el mismo derecho a ganar que otro negociante cualquiera. Nadie lo niega. Pero cuando observamos frente a nosotros una cadena ininterrumpida de consulados financieros de sistema uniforme, y que no pueden considerarse Bancos norteamericanos, franceses, británicos,  españoles, ni alemanes, sino que representan solo eslabones de la cadena universal bancaria hebrea, resulta que, efectivamente, no se trata aquí de individuos judíos, que como otras personas pueden dedicarse a sus asuntos, particulares, sino de un conjunto de inimaginable poder, con fines buenos o malos. Lo malo, sin embargo, tiene enorme preponderancia sobre lo bueno.

Tal sistema bancario universal no quiere decir tampoco que en cada país la casa de banca más fuerte sea precisamente judía. Así, por ejemplo, Kuhn, Loeb Cia., no representa ni con mucho el  instituto bancario más sólido de los Estados Unidos. Empero, emana de esta casa un sistema financiero, que actualmente prevalece en la totalidad de la Hacienda yanqui. Paul Warburg, semita de procedencia germana y miembro del trust financiero universal hebreo, fue enaltecido en los círculos oficiales norteamericanos con elogios completamente inmerecidos. La influencia de este espíritu de Warburg, conjuntamente con el de los Stern, Fürstenberg, Sonnenschen, Sansoon, Samuel y Bleichroder en otros varios países, fue verdaderamente asombrosa.
Los financistas judíos "hicieron" la guerra mundial, así como hicieron todas las guerras de importancia. Ningún hebreo iniciado lo negara, y aun muchos de ellos se jactan de tal hazaña, como una señal inequívoca del poderío mundial judío. Reinaba por encima de los Estados beligerantes una junta financiera internacional puramente judía, inalcanzable o inhallable. Si los miembros de dicha junta hubiesen realmente sido leales a sus respectivas patrias, ninguno de ellos habría podido prevalecer entre ellos. Por el contrario, estando como estaban unidos en potencia financiera supranacional, poseyendo secretos de todas las naciones, manteniéndose en constan e relación personal mutua, aun en épocas en que estaban rotas todas las comunicaciones entre las naciones beligerantes; siendo, además, los verdaderos señores susceptibles de decidir sobre la duración de la guerra, como sobre la hora de la mal llamada paz, convertíase este grupo hebreo en horrendo peligro para quien haya comprendido tales maquinaciones y contactos subterráneos.
Llama la atención del lector de los "Protocolos" el gran número de párrafos que hablan de asuntos monetarios y financieros. La réplica  hebrea de que dichos Protocolos solo pudieron ser redactados por un criminal o un loco, está calculada para aquellos que, o bien no los leyeron, o que pasaron por alto los planes financieros contenidos en ellos. Los criminales o los locos no suelen hacer tan fría y científicamente la autopsia de un sistema financiero vigente, proclamando frente a aquel, otro nuevo y para ellos mejor. Es preciso, pues, que nos ocupemos de nuevo detenidamente de algunos de esos puntos a que hacen referencia los Protocolos.
"Allí donde nos vaya mal, nos transformaremos en proletariado revolucionario, convirtiéndonos en suboficiales de los partidos subversivos. Cuando surjamos, con nosotros también surgirá el siniestro poder de la Bolsa", como decía el jefe sionista Teodoro Herzl en su obra titulada: "Un Estado judío".
Ante esa unión entre la anarquía y la preponderancia bursátil, se halla el mundo actualmente.
Véase lo que ocurre en Rusia, y véase también lo que hizo esa caterva de agentes que acudió a Versalles para restablecer la "Paz". Esta fue hecha por financieros, siendo aquel Tratado el recibo presentado no solo a un enemigo vencido, sino al mundo entero. Recogen ahora los banqueros judíos los intereses de todas las partes del mundo.
Resulta interesante leer al respecto lo que dice el Protocolo núm. 6: "Al siguiente día de la catástrofe política (¡!) empezaremos ya a crear poderosos monopolios y acumulaciones de riquezas, frente a los cuales las mayores fortunas no-judías quedaran dependientes en tal forma, que por fuerza se resquebrajaran, y con ellas todo crédito nacional".
"Al propio tiempo será preciso instigar enérgicamente el comercio y las industrias, y particularmente la especulación, cuya tarea consistirá en servir de contrapeso a la industria. Sin ella, la industria aumentaría la opulencia general, mejorando, asimismo, la situación de la agricultura, y llegaría a ponerse en condiciones de emanciparse de sus deudas a los Bancos hipotecarios. Mediante la industria se evacuara el campo llano, tanto de hombres, como de capital. Con la especulación deberá afluir el dinero de todo el mundo a nuestras manos. A fin de destruir la industria de los infieles, despertaremos en ellos la sed de toda índole de lujos, como estimulo para la especulación".
 
Queda aquí establecida netamente la idea de que los derroches y las deudas, favorecen el poderío del prestamista hebreo. No acredita este, dinero para fortificar, las industrias, sino para explotarlas. Cualquier opulencia independiente, industrial o agrícola, amenaza su preponderancia mundial. Debe la industria, entonces, refrenarse por medio de la especulación, que se aumentara a su vez con el cotidianamente más creciente lujo. Un pueblo trabajador puede muy pronto librarse de deudas con el producto de su trabajo. Por eso es preciso despertar en él apetitos nuevos y mantenerlo en la esclavitud deudora.

Consiste uno de los medios para ello en "deshabituar" a la vida del campo.
"Lograremos por la fuerza el aumento de jornales, mas no serán beneficiosos para los obreros porque al propio tiempo aumentaremos los precios de todas las necesidades de la vida, con el pretexto de que es el resultado de la crisis de la agricultura y la ganadería. Socavaremos también profunda y artificialmente, las fuentes de toda sana producción, a fin de infiltrar a los obreros ideas ácratas e inducirles al alcoholismo..."

¿Ocurrió todo esto realmente y es conocido de todo el mundo o Conserva el Museo Británico de Londres desde el año 1906 un ejemplar impreso de dichos "Protocolos"?. ¿Los redactó, pues, un profeta, que supo místicamente prever los acontecimientos, o más bien un poder que fríamente los prefijara?.
El plan mundial judío, tal como se muestra en dichos Protocolos, se basa especialmente en premisas económicas falsas, a cuya adopción es preciso inducir a gobiernos y pueblos. Mas estas no solo son falsa, sino que se esgrimen conscientemente al objeto de engañar, tornándose irrealizables.
 
Los conceptos efectivos que tiene el judío de la vida económica, son absolutamente distintos de  aquellos que enseñan a los infieles. Los financieros judíos conocen mejor que nadie lo rematadamente absurdo del sistema financiero vigente, pero extraen su provecho de dicho absurdo, destruyen la sociedad no-judía y fortifican así el predominio pan-judío. Se esfuerzan con toda energía en mantener este sistema falso, hasta tanto nos lleve al inevitable derrumbamiento.
 
Desearían, entonces, reedificar el mundo de acuerdo con los principios financieros verdaderamente hebreos. El falso sistema sirve solo para la era todavía no-judía. Que efectivamente, se trata la vida económica actual, está demostrado en el tercer Protocolo. Se dice allí, luego de haberse indicado los medios conducentes a instigar el odio de las clases bajas contra los ricos: "Aumentara esta enemistad todavía a raíz de situaciones críticas, que lleven a catástrofes bursátiles y a la paralización de todo el mecanismo. Cuando hayamos provocado la crisis económica general por todos los medios subterráneos de nuestras manos, provocaremos en toda Europa, con las masas de obreros, conflictos callejeros. Los obreros derramaran la acostumbraron desde su infancia a envidiar, y cuya propiedad creerán poder después repartirse entre sí".

Es todo esto de público dominio, como que ocurre ya en Europa. Las armas primeramente esgrimidas fueron de índole económica. El plan judío ser realizó merced a la división de la sociedad no-judía en ricos y pobres. Divide y vencerás, tal es el lema del hebreo. División de la sociedad cristiana por medio de animosidades económicas, confesionales, sociales y nacionales, en tanto los judíos forman una unidad compacta, que solo por este hecho se halla en condiciones de dominar a un mundo dividido en su seno. Tengamos únicamente en cuenta el enorme poderío hebreo en Rusia, Alemania, Austria, Francia, Italia, Inglaterra y los Estados Unidos, como resultado de la guerra mundial. Ningún banquero judío de Rusia fue molestado, en tanto que a los no-judíos se les paso por las armas, quitándose sus bienes. El bolcheviquismo no suprimió el capitalismo; solo traspaso los capitales de propietarios no-judíos a manos judías, y este es en realidad el único y exclusivo objeto, tan o del socialismo, como del anarquismo y del bolcheviquismo. Allí donde se publique la caricatura de un capitalista cubierto de oro y brillantes, llevara, inevitablemente las facciones de un tipo no-judío. Los "capitalistas" denunciados en el periodismo rojo, no son nunca judíos. Cualquier huelga de importancia, en los ferrocarriles, en la industria del acero o en la minera, va siempre contra empresas no-judías: radica ahí toda la finalidad del movimiento obrero rojo. Es de una raza extraña, es semita y es anticristiano.
 
Un punto interesante de los "Protocolos" es el de la contraposición del sistema financiero actualmente favorecido por los judíos, y que representa el sistema hebreo genuino.
Se dice en el Protocolo 20: "El patrón de oro destruyó a aquellos Estados que lo adoptaron, pues no pudo realmente satisfacer la demanda de signos monetarios, especialmente por la razón de que retirábamos tanto oro de la circulación como considerábamos conveniente".

El no-judío ingenuo preguntara: "¿Por que podían los hebreos tener interés en retirar el oro de la circulación, no pudiendo así extraer beneficios del mismo?" No olvidemos al respecto lo dicho acerca de la diferencia fundamental entre el "productor" y el "recolector". Para la gente cuya herramienta es el dinero, una crisis económica resulta mucho más lucrativa que una época prolongada de bienestar económico.
"Provocamos situaciones críticas en la vida económica, con tal de dinero de la circulación".

Todo el mundo sabe que la desaparición del dinero disponible de la circulación general, produce pánico y consternación. Nosotros, los norteamericanos, fuimos testigos durante quince meses de tal desaparición y de sus consecuencias. La orden respectiva se envió telegráficamente a los financistas para un día determinado, y ese mismo día sobrevino una catástrofe económica en todo el territorio de la Unión. Banqueros honestos intentaban ayudar, en tanto que aquellos otros iniciados obtuvieron pingües ganancias de aquella catástrofe. Se substrajo el dinero a su objetivo legal, siendo dado a los especuladores al 6 por ciento, quienes a su vez volvieron a prestarlo al 30 por ciento.

No se le ocurrirá a ninguna persona cuerda querer explicar tales acontecimientos como "leyes naturales", ni como consecuencia de una práctica comercial honesta. En otra parte se burlan los Protocolos de la política financiera de los gobiernos, diciendo: "A raíz de métodos admitidos por gobernantes torpes, vacióse el Tesoro público. Seguía a esto el periodo de contraer deudas y de gasta los últimos activos, y esto llevo a los Estados no-judíos al borde de la bancarrota".  
Están los Estados en bancarrota, desde el punto de vista financiero, y se sostienen solo artificialmente por medio de contribuciones tan enormes, que equivalen a la desposesión. Estados Unidos, falsamente llamado el "país más rico del mundo", se halla en su condición de Estado exactamente tan pobre y arruinado como cualquier otro. Nada tiene, salvo deudas, y sigue contrayendo empréstitos.

Dicen más adelante los Protocolos: "Demuestra cada empréstito la incapacidad e ignorancia del respectivo gobierno en cuanto a los derechos del Estado. Los empréstitos, como espada de Damocles, se suspenden sobre las casas reinantes, que en vez de repartir contribuciones a tiempo, extienden las manos pidiendo limosna a nuestros financieros. Los empréstitos exteriores, sobre todo, son como las sanguijuelas, que no se pueden arrancar del cuerpo de los Estados hasta que caen por su propio peso, si no es el gobierno quien las quite violentamente, pero los gobiernos no-judíos, muy lejos de suprimirlos, tornan a "lanzar" cada vez otros nuevos. Irremisiblemente deben hundirse a consecuencia de tan perenne y voluntaria sangría".  No admite replica alguna esta crítica.
 
Añaden los Protocolos con escarnio: "Entendámonos bien: aunque nosotros mismos hayamos propiciado tan necia política, naturalmente que no la seguiremos... ¿Cuál es el efecto de un empréstito, especialmente de uno exterior? La emisión de un certificado de deuda con la promesa de pagar intereses. El empréstito ofrece un 5 por ciento, y resulta que luego de 30 años el Estado pago los intereses inútilmente, aunque haya devuelto toda la cantidad adeudada: después de 40 años habrá pagado los intereses por doble valor, y al cabo de 60 años, por valor triple de la deuda, en tanto que esta queda incólume".
¡Más claro, el agua! Y, sin embargo, ¿quien se dará cuenta cabal de ello? Aun seguimos viviendo bajo la influencia de la doctrina, que dice que “las deudas nacionales redundan en beneficio de la economía nacional". Por el contrario, lo cierto es que el importe de las deudas nacionales ofrece una exacta medida de la esclavitud de los Estados bajo el cetro de Judá.

Se ocupan los capítulos 20 y 21 de los "Protocolos" en exponer el programa de la política que seguirán los hebreos, cuando hayan alcanzado el poder mundial, diciendo: "Una vez que ocupemos los tronos del mundo, se excluirán todos los procedimientos económicos, que no coincidan con nuestros intereses".
1º "Se cerraran definitivamente las Bolsas de fondos, pues no admitiremos que nuestro renombre sufra con las oscilaciones de los precios de nuestros valores. Fijaremos para estos un cambio forzoso igual a su valor nominal total sin permitir que nadie lo alce o baje. Las alzas de precios son seguidas de bajas: esa fue nuestra gran jugada con los títulos de los Estados no-judíos".
2º "Legal embargo del dinero, a fin de regular su circulación"
3º "Implantaremos una unidad monetaria, basada sobre el valor de determinada unidad productiva, aunque el material del que se componga la moneda sea papel o madera (¿?). Emitiremos en todo momento tanto dinero como sea preciso para satisfacer las necesidades normales de cada ciudadano, emitiendo con cada nacimiento una suma determinada, y retomándola con cada defunción".
4º "Serán comprados por nuestro gobierno títulos y valores, y este, en vez de pagar tributos por los empréstitos, los emitirá bancariamente. Este procedimiento evitara todo estancamiento monetario en la Hacienda pública, toda vida parasitaria y ociosa, condiciones y habilidades que para nosotros fuero útiles, en tanto, los infieles eran todavía dependientes; pero que no admitiremos cuando nuestro Reino haya llegado".
5º "Substituiremos las bolsas por instituciones financieras del Estado, cuya misión será la de fijar el valor de los títulos oficiales, de acuerdo con instrucciones del gobierno. Dichos institutos estarán fundados de tal manera, que en un solo día podrán comprar o vender respectivamente por valor de 500 millones de papel industrial, de modo que toda empresa industrial dependerá de nosotros. Es de imaginar el enorme poderío que alcanzaremos con tales medidas.
 
Se prevén las siguientes fuentes de ingresos contributivos en el Imperio mundial judío:
1º Recargo progresivo sobre la propiedad;
2º Recargo progresivo sobre los beneficios y herencias;
3º Contribución sobre el traspaso de bienes, en efectivo o en valores;
4º Tasa al lujo y recargo del sellado.
Dichas medidas harán desaparecer el odio de pobres contra ricos, ya que estos serán considerados como los pilares financieros del Estado y como responsables de un pacifico bienestar. Comprenderá el proletariado que es el rico el único que facilita los medios para que siga subsistiendo tal estado de cosas y se llegue al bienestar pacifico.
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PD: En fin amigos, ya veis, la historia se repite y podeis observar como los descendientes de los judíos de Cyrene  han perfeccionado sus artes. Pero no olvideis nunca que a eso se llega unica y exclusivamente a través de un inicial asesinato que siempre quieren borrar, pero, equivocadamente, con otros asesinatos pues entienden que el suyo se diluirá entre todos. Moloch los guía.

MERCANTILISMO GENOCIDA


9. La industria de guerra y sus protagonistas

Cuando la presión sobre las empresas, por la contracción creciente del mercado en todo el mundo comenzó a ser muy notoria, el gran capital internacional echó mano a un recurso desesperado.
Mediante un tonto fanático colocado al frente del gobierno norteamericano promovió una guerra totalmente artificial contra Afganistán, Irak y el terrorismo internacional (categoría inventada exprofeso), tomando como pretexto un ataque terrorista planeado y promovido en las entrañas mismas de los altos mandos del poder económico, político y militar norteamericano.
Los promotores del militarismo yanqui son accionistas importantes en as empresas de la industria de guerra.
En los EUA es tradición que los políticos de primera línea representen y sean socios de las más poderosas empresas multinancionales.
No es casual que los principales colaboradores de Bush fueran socios de las empresas que apoyaron económicamente su candidatura y de las que financiaron la guerra.
La industria de guerra incluye desde proveedores de servicios hasta investigación y desarrollo tecnológico, pasando por inversión y producción de armas.
Casi todas las grandes corporaciones tienen una subsidiaria o división dedicada a la industria de guerra.
Los productos van desde alimentos y ropa, hasta satélites artificiales, sistemas de comunicación y navegación, aviones y misiles.
Unas empresas se benefician como proveedores de bienes y servicios, otras por los contratos de investigación y desarrollo tecnológico; y en la guerra de invasión a Irak, unas se beneficiaron con la destrucción y otras con la reconstrucción.
En el negocio de la guerra se benefician las empresas relacionadas con el armamen to y los servicios al ejército a costa del resto de la economía y en particular de los contribu yentes, quienes salen pagando, con sus impuestos, los gastos de la guerra.
Así, cientos de empresas norteamericanas y sus aliadas lograron posponer media década su caída en la crisis actual.
El resto de la economía aceleró su aproximación a la crisis, pero eso no le im portó ni al gobierno ni a los empresarios promotores de la guerra.
Para ilustrar lo anterior observemos cómo coinciden muchos nombres entre las em presas que financiaron la campaña electoral de George Bush y las incluidas entre los clien tes del ejército norteamericano.
Las empresas que financiaron con más dinero la campaña de Bush son Philip Morris; PepsiCo; Reynolds Tobacco; Esso-Exxon Mobil; General Electric; ChevronTexaco; BP Amoco; Boeing; Ford Motor; Daimler Chrysler; General Motors; Microsoft; AOL Time Warner; Walt Disney; Citigroup; American Express; ATT; Bristol-Myers Squibb; National Rifle Assn; Pfizer Inc; Freddie Mac; Enron Corp.
Algunas de las empresas que tienen participación directa en la industria de guerra son Esso-Exxon Mobil; General Electric; Mitsubishi; Boeing; Daimler Chrysler; Rolls Royce; Iberia; Nissan Motor; IBM; Siemens; Motorola; Dell Computer; Alcatel; Ericsson.
Las firmas Lockheed Martin, Northrop, Raytheon, United Technologies, Goodrich Corporation y BAE Systems, obtuvieron del Pentágono el contrato para un nuevo avión de combate, por más de 200,000 millones de dólares.
McRae Footwear, entregó 120,000 pares de botas mili tares anualmente, pero al aproximarse el inicio de la guerra recibió contrato por otros 100,000 pares.
Los principales contratistas del Departamento de Defensa de EUA en 2001 (en miles de millones de dólares) fueron: Lockheed Martin 14.7; Boeing 13.3; Newport News 5.9; Raytheon 5.6; Northrup Grumman 5.2; General Dynamics 4.9; United Technologies 3.8; TRW Inc. 1.9; Science Applications International Corp. 1.7 y General Electric 1.7.
De acuerdo a Government Executive, los 15 principales contratistas son: Lockheed Martin; Raytheon; Boeing; Canadian Commercial Corp.; Northrop Grumman; General Dy namics; TRW Inc.; Science Applications International; United Technologies; General Elec tric; Honeywell Inc.; Renco Group; Carlyle Group; Engineering Mgmt. Concepts y el Gobierno de Holanda.
Algunas de estas empresas son las más grandes de la industria aeroespacial y de defensa, sus utilidades en millones de dólares en el 2000 fueron: Boeing 2,128; United Technologies 1,808; Lockheed Martin 519; Honeywell Internacional 1,659; Raytheon 141; EADS (Holanda) 835; BAE Systems (Inglaterra) 20; Textron 218; General Dynamics 901 (Fortune, julio 23, 2001).
Por ello promueven con ahínco las guerras.
Un hecho que no puede calificarse simplemente como paradójico es que los 5 miem bros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EUA, Rusia, Inglaterra, Francia y China) son exportadores de armas, pero EUA es el principal.
Según el Federation of Ameri can Scientist Arms Sales Project, EUA exporta armas por más de 152 mil millones de dólares.
El presupuesto de defensa de EUA para el 2003 fue mayor que la suma de los presu puestos de defensa de los 25 países que más gastan en ello.
El gasto militar (en miles de millones de dólares) de EUA fue de 343.2; el de Rusia 56; el de China 39.5; Japón 45.6; Ingla terra 34.5; Francia 27.0; Alemania 23.3; otros 15 países de la OTAN 62.3; India 15.9; Taiwán 12.8; Corea del Sur 12.8; Irán 7.5; Siria 1.8; Irak 1.4; Australia 7.1; Corea del Norte 1.3; Libia 1.2; Cuba 0.8.
No debe olvidarse que esos presupuestos van a parar a las manos de los due ños de las empresas de la industria armamentista.
Los datos muestran la desproporción de los gastos destinados al armamento, que sirve para, además de intimidar a potenciales ene migos, asignar contratos de manera artificial a un grupo de corporaciones privilegiadas.
La promoción de la política guerrerista se entiende cuando vemos las relaciones del gabinete de Bush con las grandes multinacionales.
El propio Bush es un magnate petrolero socio de Harken Energy y de General Electric, Duke Energy, ExxonMobil, Newmont Gold Mining Corporation, Pennzoil y Tom Brown Inc.
Su Vicepresidente Dick Cheney, es accionis ta de Halliburton (petrolera), Procter & Gamble, Union Pacific y Electronic Data Systems.
Colin Powell, Secretario de Estado, es socio de AOL Time Warner, Gulfstream Aerospace y General Dynamics.
Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa, tiene acciones y perteneció a los consejos de administración de G.D.
Searle/Pharmacia (farmacéutica), General Instru ment/Motorola, Gulfstream Aerospace, General Dynamics y otras.
Condolezza Rice, Consejera de Seguridad Nacional, es socia de Chevron (petróleo), Charles Schwab (agencia de inversiones en bolsa) y Transamerica Corp.
(seguros).
El Secretario de Energía, Spencer Abraham, es socio de General Motors, Ford Motor Company, Lear Corp. y Daimler Chrysler.
Donald L. Evans, Secretario de Comercio, es accionista de Tom Brown Inc. (petróleo y gas) y TMBR/Sharp Drilling (perforación de pozos de petróleo y gas).
Norman Y. Mineta, Secretario de Transporte, accionista de Lockheed Martin, Northwest Airlines, Greyhound, United Airli nes, Union Pacific y Boeing.
Anthony Principi, Secretario de Asuntos sobre los Veteranos, es accionista de Lockheed Martin, tiene acciones en Microsoft, Schering-Plough, Ford y Qual comm.
Tommy G. Thompson, Secretario de Salud y Servicios Sociales, es socio de Amtrak, AOL Time Warner y General Electric.
Y la lista de altos funcionarios asociados al gran capi tal internacional y armamentista sigue.
Algunos analistas consideran que la guerra de invasión a Irak se debió a que cada norteamericano al nacer debe 300 mil dólares, la deuda total del país asciende a 32 millones de millones, cuando su PIB es de 10 millones de millones.
Por lo que ese país estaba, desde entonces, en quiebra.
No obstante, el gobierno de Bush prefirió incrementar la deuda pública financiando la guerra para tomar por asalto la mayor reserva petrolera del mundo y rescatar, mediante contratos multimillonarios, a decenas de megaempresas.
Fue una apuesta temera ria intentar reactivar la economía norteamericana mediante la guerra, o la estafa más grande y perversa de la historia: beneficiarse del control monopólico del petróleo, elevando los pre cios (a costa del resto de la economía mundial) y asignar a los amigos y socios los contratos (financiados por el gobierno con el dinero de los contribuyentes norteamericanos) resultantes de movilizar al ejército, hacer la guerra y luego reconstruir lo bombardeado.
En cualquier caso, lo importante es el resultado, no las intenciones.
La guerra apenas sirvió para posponer un poco la crisis, al precio de decenas de miles de vidas. 

fuente: http://www.eumed.net/libros/2009a/481/industria%20de%20guerra%20y%20sus%20protagonistas.htm